LA VENTOLERA
La ventolera
Seguí el camino de lo que me salió mal, de lo no esperado. Lo que me quedaba bien y prolijo, no me gustaba. Necesite quemar, manchar, romper, estirar para poder lograr lo que quería.
Al principio fue un camino bastante difícil, donde a incertidumbre del hacer lo que quieras empezaba a pesar en las ideas.
Mi primer idea fue abrir el material, dejarlo respirar. Entonces empecé a crear un tramado normal, corté tiras como decía en pinterst y al agua.
Me quedo un enrejado duro, sin movimiento, casi sin espacios, común. No me gustaba lo común.
Después apareció lo quesería “mi gran hallazgo” que era buscar la forma de tejer el material, tuve que pedir ayuda a mi mamá para que me recomendara la mejor forma de tejerlo, me dijo que con el punto normal iba a funcionar bien, el problema era hacer el “ovillo” de material, de que forma me convenía cortar el material y cuanta cantidad necesitaba, entonces empecé a probar distintos tamaños de tiras, empezando por 5 mm que parecía demasiado grande para hacerlo, entonces empece a disminuir de 1 mm hasta llegar a dos que era justo para cocer y que no se dificultara tanto, empecé a tejer con agujas pequeñas ( Nº 6) y la trama quedaba demasiado cerrada que en ese entonces no me gustaba, quería más espacio. Decidí agarrar unas más grandes que generarían lo que buscaba.
Pero antes de todo esto, me disperse y empecé a hacer lo que todos hicimos, endurecerlo con distintos elementos, primer, pintura en aerosol, barniz, etc. Nada me llamaba la atención, pasaban cosas que podías imaginar que pasarían antes de hacerlas.
Con el mismo fin de endurecer, metí unos pedazos de material, que había cortado con forma de “flor” eran pétalos de distintos tamaños que iban a ir pegados unos con otros, los metí al agua hirviendo para ablandarlos un poco, seguí con otra cosa, y cuando volví, se habían doblado, con formas que me parecían maravillosas, le daba como un estilo natural, todas habían deformado de formas distintas que eso me gustaba más, estaba chocha con mi hallazgo, pensé que iba por ahí. Decidí meterlas en el horno un ratito nada más, para que se endurezcan con esa forma y no se vuelvan planas, pero ese ratito fueron 35 minutos, cuando me acordé, las encontré totalmente planas, chiquitas, sin forma, con otro color y con olor a quemado espantoso, no podía creerlo, quería dejar todo, me había frustrado mucho. Me senté un rato, me distraje y cuando las volví a ver, si, habían cambiado de color, bienvenidos a mi nuevo gran hallazgo.
para la entrega final, ya sabía lo que iba a hacer, algo muy parecido a la pre entrega pero explotando lo del tejido, iba a a hacer otro más cerrado, pero no sabía como cerrar la idea de “degrade” ni como hacer que quede bien puesto. Decidí poner una morfologías rígida parecida a la anterior, ya estaba todo pensado, terminé de tejer los dos rectángulos los cocí a lo rígido y quedo espantoso, no decir nada, era aburrido. Mi mal humor volvió a ser igual a cuando se me quemo el material, ya nada servia.
Agarre el “casquillo” y empece a doblarlo (un poco con bronca) le doble la punta, lo di vuelta, y me l puse en la cabeza. Era como una corona, rara, pero quedaba bien, era interesante. Se lo mostré a mamá, me dijo “Sí, eso es otra cosa, me gusta”
Volví a emocionarme y a querer ver como quedaría eso, lo cocí nuevamente, me gustó!
Ahora solo faltaba la forma de que eso encajara perfectamente en la cabeza, sin que se caiga, sin que se mueva, llegó mi hermano con la novia a casa, Leila, tenia una coleta hecha, se probo el sombrero, la miré y entendí que lo mío no era un sombrero, nunca lo fue, era un accesorio, y se iba a ajustar atrás de la coleta de caballo de Leila, pero en la mía también e iba a darle el final a mi trabajo.
La elecciones de este proyecto no fueron pensadas, mucho menos planeadas, quizás por eso me gusto.
la mejor frase: "Seguí el camino de lo que me salió mal, de lo no esperado."
ResponderEliminarGracias!